viernes, 8 de enero de 2016

Nada cambia para que cambie todo.



Menuda apuesta la de Jim Irsay. Cuando todos dábamos por despedido a Chuck Pagano como entrenador principal, el dueño de la franquicia sorprende al mundo con una renovación por cuatro años más.

Tras la noticia las redes sociales han estallado. Sorpresa. Indignación. Esperanza. Hemos visto de todo. Lo cierto es que tras una temporada de malos resultados y mal juego, ante la esperada contratación de un head coach de renombre que tomara las riendas de los de la herradura, el candidato principal ha sido el propio Chuck Pagano.

Muchos califican dicha renovación como una de las peores decisiones que se han tomado en estos términos durante los últimos años. La mala relación entre Ryan Grigson, director general, y Chuck Pagano, ha sido de todos conocida. Y sin embargo, por lo que hemos podido entender tras el visionado de la rueda de prensa celebrada para anunciar las renovaciones de estos dos, y por lo que hemos podido leer en la prensa especializada, ha sido Pagano el que ha solicitado que sea Grigson su general manager durante los cuatro años que durará su contrato. Este es un pequeño detalle que podría arrojar un poco de luz al futuro de la franquicia. Que un tipo como Pagano, que ha tenido que aguantar todo tipo de interferencias en su trabajo por parte de Grigson, cuente con él como su GM, sólo puede significar una cosa: el poder de Grigson va a reducirse sustancialmente.

Al inicio de la última offseason, desde la organización se quiso trabajar con un objetivo en común. Con un QB franquicia listo para dar el salto a la élite y una plantilla plagada de jóvenes talentos con contratos de novato, la idea fue desde el principio apuntar a corto plazo y buscar el triunfo lo antes posible. Como todos sabemos, se contrataron a una serie de agentes libres veteranos con el fin de ganar el Super Bowl este año. No es un secreto para nadie que las cosas no han salido como era de esperar.

Se han criticado mucho los inicios lentos. Las decisiones a pie de campo. La falta de preparación contra los rivales. Alguna jugada estúpida que otra (quizás la más estúpida de los últimos tiempos). Se ha criticado también la falta de profundidad en posiciones clave. Los bajos rendimientos de algunas de las estrellas fichadas. La falta pass rush. La porosidad de la línea. Y sin embargo, tenemos Grigson y Pagano para rato. Jim Irsay se escuda en la progresión de los tres años anteriores, y en qué habría sido del equipo si Andrew Luck no se hubiera lesionado. Ha llegado a afirmar (y los números le avalan, qué demonios) que Grigson, Pagano y Luck han superado los cuatro primeros años de Polian, Mora y Manning.

En un mundo en el que la búsqueda del éxito inmediato es un hecho, y con el culo escaldado por la aventura de este último año, Jim Irsay ha querido apostar por la continuidad, una de las fórmulas más viejas que existen en este deporte.

Dicen las malas lenguas que para que Mr. Irsay se decidiera finalmente por Pagano, tuvo que recibir primero la negativa de nombres como Nick Saban o Sean Payton; y aunque sea la teoría más lógica, varias firmas de prestigio no han tardado en desmentirla.

Todos en la organización coinciden (y nosotros también) en que hay que moverse hacia adelante. Que el entrenador principal y el director general hayan conservado la cabeza no quiere decir que no vayan a cambiar las cosas. Varias destituciones se han ido sucediendo a lo largo de la semana. El primero en caer era el coordinador defensivo Greg Manusky. Desde 4th Quarter Comeback lo hemos defendido hasta el cansancio. Este año en concreto, que el ataque ha sido el mayor problema del equipo, la defensa ha dado un paso adelante. Sin contar con todo el talento con el que seguramente le hubiera gustado contar, Greg Manusky ha conseguido hacer que la defensa funcionara, siempre y cuando el ataque no se empeñara en ponerle piedras en el camino. Como dicen los americanos, ha conseguido hacer sopa de pollo, sin tener pollo en la despensa. Aún con todo, Manusky ya es historia. En su lugar se ha fichado a Ted Monachino, ex-entrenador de linebackers de los Baltimore Ravens. Ha trabajado con Pagano, cuando éste era coordinador defensivo de los Ravens. En principio no parece que encaje mal para llevar la 3-4 que tanto le gusta a Pags.

Manusky no ha sido el único en morder el polvo. También han caído Roy Anderson, entrenador de safeties; Mike Gillhamer, entrenador de secundaria; Alfredo Roberts, entrenador de tight ends; Charlie Williams, entrenador de running backs; y por último, Roger Marandino, entrenador físico. A nada que observemos superficialmente las destituciones, veremos que tienen bastante sentido. Puntos flacos como la secundaria, el juego de carrera y los tight ends pueden beneficiarse mucho de un cambio de personal técnico.

Otro de los segmentos que más han sufrido este año ha sido la línea ofensiva. Según Mike Garafolo, los Colts podrían estar planteándose cambiar también al entrenador de la línea.

En cuanto a la coordinación del ataque, Rob Chudzinski ha conseguido mantener el puesto. Tras la destitución de Pep Hamilton en mitad de temporada, Chudzinski cogió su esquema de juego e intentó hacer que funcionara una ofensiva con su QB franquicia lesionado la gran mayoría del tiempo. Bajo el mando de Chud, los Colts han cosechado 5 victorias y 3 derrotas.

Como pueden ver, nada cambia para que cambie todo. Con la continuidad se busca retomar los objetivos que se tenían al inicio de esta campaña, pero con vistas a medio/largo plazo. Hay mucho trabajo por delante, y ya que no han cambiado los nombres de los actores principales, era necesario que cambiaran los de los secundarios. Con la constante de que todos estos cambios tienen pinta de ser decisiones tomadas por Chuck Pagano. Que dos hombres de su confianza estén al mando del ataque y la defensa son cambios importantes con respecto a otros años.

Si es verdad que Grigson va a mantenerse ocupado en sus asuntos sin interferir demasiado, y que Pagano va a tener mucho más poder del que podría haber imaginado, las cosas pueden ser diferentes a partir del año que viene. Un mayor poder de decisión en cuestiones relacionadas con el personal podría beneficiar y equilibrar una plantilla que aún tiene huecos profundos y algún que otro elemento mediocre.

Que Chuck Pagano no es el entrenador que todos queríamos ver desarrollar a Andrew Luck como jugador está muy claro. Chuck no es un gran estratega, no es un genio de los ceros y las equis. No ha sabido maximizar su principal arma y baluarte de la franquicia. No es un entrenador de quarterbacks. Ha tomado decisiones de las que hacen que nos rasquemos la cabeza con el rostro invadido por la estupefacción; pero, a pesar de todo, si es capaz de tomar las riendas del equipo, configurar la mejor plantilla posible con los medios al alcance, y hacer que las piezas funcionen juntas, la situación de los Colts podría cambiar sustancialmente.








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