Este fin de semana, los Indianapolis Colts tienen la oportunidad de conseguir ser campeones de la AFC Sur y asegurar así su pase a postemporada. Una victoria o un empate contra los Houston Texans servirían para que los Colts vieran cumplido su primer objetivo de este año.
Los Texans no han ganado jamás en el Lucas Oil desde que fueran fundados en 2002. Se han enfrentado a los Colts en Indianápolis 12 veces, y en ninguna han sido capaces de regresar a Houston con una victoria. Ni siquiera en 2011, el año que Indy perdió a Peyton Manning por lesión durante todo el año, fueron capaces de ganar. Así que hay que mantener la tradición y no dejar que sea este año el que hagan historia.
Con un récord de 7 victorias y 6 derrotas, los Texans buscarán darle la vuelta a la maldición del Lucas Oil para mantener sus opciones de jugar los playoffs. Tienen armas y tienen opciones para conseguir ganar el partido si los Colts deciden ser su peor enemigo y dejan que la defensiva rival marque puntos.
A estas alturas de la película parecería innecesario alabar las virtudes de su jugador estrella, pero lo cierto es que la presencia del amigo J.J. Watt puede ser decisiva para los Texans. Si no se sabe aplacar, al menos, el poder del mejor jugador defensivo de la NFL y candidato al MVP de este año, las cosas se pueden poner cuesta arriba para los de la herradura. La línea ofensiva de los Colts ha resultado ser un coladero durante las últimas jornadas y la capacidad para crear jugadas de Watt es, cuando menos, legendaria. Llegados a este punto, el equipo tiene la obligación de intentar mitigar al máximo el impacto de una bestia como Watt y esperar que se canse participando mucho en jugadas de ataque.
El receptor estrella de los Texans Andre Johnson se perdió el último partido por una conmoción y esta semana no ha entrenado, así que con un poco de suerte no lo veremos en el campo contra los Colts. Si esto es así, es posible que los Texans quieran insistir con el juego terrestre. Sin llegar al nivel de otros años, Arian Foster sigue siendo una gran amenaza contra una defensa que, si bien ha demostrado haber mejorado contra la carrera, aún muestra ciertas fisuras.
Vamos a romper una lanza por Ryan Fizpatrick y diremos que este año no está jugando "tan mal". En los 10 partidos que ha jugado ha conseguido acumular 2453 yardas para 17 touchdowns contra 8 intercepciones, y además ha sumado 168 yardas por tierra y ha marcado 2 touchdowns de carrera. Tuvo una tarde espléndida contra sus antiguos Titans con más de 350 yardas de pase y la friolera de 6 anotaciones, pero es cierto que contra equipos algo más fuertes no ha sobresalido.
Los Colts por su parte jugarán el último partido de la temporada regular en el Lucas Oil (las próximas semanas viajan a Dallas y a Tennessee) e intentarán aprovechar la motivación que supone poder proclamarse campeones de la división en casa. Tendrán que sacar partido de la ventaja psicológica que supone no haber perdido jamás como locales contra los Texans y, sobre todo, no entregar la posesión en demasiadas ocasiones. Los de Houston son especialistas en robarle el balón a la ofensiva rival, y la ofensiva de Indianapolis es experta en entregarlo. No puede salir nada bueno de ahí. Así que desde 4th Quarter Comeback esperamos que los Texans no sean capaces de aprovechar la cantidad de veces (que si no ocurre nada raro serán muchas) que los Colts les entregarán el balón.
Es cierto que no toda la culpa del problema con los turnovers la tiene la línea ofensiva. Este año hemos visto entregar el balón al contrario a Luck, a Bradshaw, a Herron, incluso a Hilton, y, por supuesto, hemos visto entregar el balón a Trent Richardson; pero eso no quita que la OL tenga parte de la responsabilidad, al menos en las intercepciones y fumbles provocados a Luck. Dentro de su propia fragilidad, esta semana hay muchas bajas y mucho movimiento. Tendremos que estar atentos y ver quién acaba saliendo al campo y en qué posición. Si las cosas siguen así, no nos extrañaría ver a alguno de los chicos del gatorade en el terreno de juego protegiendo al QB.
La semana pasada, Andrew Luck no jugó su mejor partido como profesional. Se dejó impresionar por la defensa de los Browns y no supo avanzar con comodidad por el campo. Cierto que al final decidió tirar de entrañas y consiguió remontar el partido (con algo de ayuda de los cebras, todo sea dicho), pero este domingo tiene la obligación de recuperar el nivel mostrado en jornadas anteriores. Ni la presencia de J.J. Watt, ni una línea ofensiva desastrosa en el mejor de los casos deberían ser excusa para que el bueno de Andy sepa conectar con sus receptores y vuelva loca a la defensiva rival. Se ha puesto el listón muy alto y ahora ya no se puede echar atrás.
Si T.Y. Hilton está teniendo, ya de por sí, una temporada tremenda, contra los Texans es una máquina devoradora de yardas y touchdowns. Los tejanos lo saben y no le perderán de vista, por lo que es posible que veamos a Donte Moncrief recibir algún balón profundo.
Reggie Wayne jugará el domingo su partido número 209 como Colt. Ha jugado vistiendo de blanquiazul más partidos que Johnny Unitas o que Marvin Harrison. Anda ahora mismo empatado con un tal Peyton Manning, y pasado mañana cuando salga al campo será el Colt que más partidos haya jugado en toda la historia de la franquicia. No es de extrañar que para los aficionados sea uno de los buques insignia de la organización. Reggie es Colt hasta la médula. Un auténtico horseshoe guy. Un verdadero Coltstrong. El tipo que cuando Manning se marchó a Denver decidió quedarse en casa ha pasado una mala semana por culpa de las lesiones y de su mala actuación frente a Cleveland. Estamos seguros de que querrá festejar por todo lo alto con yardas y anotaciones su récord como Colt absoluto.
El reporte de lesiones de esta semana viene cargado, sobre todo en la defensa. Empieza a hacer frío en Indiana y la gripe no ha perdonado a la secundaria. LaRon Landry (S), Sergio Brown (FS) y Darius Buttler (CB) no han entrenado por encontrarse enfermos y aún no se sabe si podrán jugar o no. Lo bueno es que Vontae Davis sí que ha entrenado y es más que probable que lo veamos jugar el domingo.
Si se consigue jugar con cabeza, se reduce el impacto de J.J. Watt y de Arian Foster, se plantea un encuentro equilibrado y no se permite que los turnovers que se provoquen en contra de los Colts se transformen en puntos para los Texans, si se logra que el equipo vuelva a funcionar como un equipo y se saca partido de las virtudes y se esconden los defectos, si, en definitiva, se sabe aprovechar todo el potencial que se tiene, no debería ser difícil que este domingo se lleven la división y no permitan que los Texans ganen por primera vez en la historia en Indianápolis. Hay que mantener la tradición.
Y si no es posible todo lo anterior, Andrew Luck está lo suficientemente loco como para intentar ganar pese a todo y pese a todos. Si todo sale mal, el QB de Stanford tendrá que dar la cara por sus compañeros y dejarnos con la boca abierta con una actuación estelar que lleve al equipo a la victoria. No sería la primera vez.
Fotografía: Thomas Campbell
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