lunes, 8 de diciembre de 2014

El regreso de Comeback Kid (Indianapolis Colts 25, Cleveland Browns 24).



Partido feo y emocionante a partes iguales. Después de sufrir mucho en ataque, los Indianapolis Colts consiguieron hacerse con la victoria remontando en el último cuarto. Con algo menos de cuatro minutos en el reloj, Andrew Luck se echó el equipo a la espalda y consiguió un drive ganador de 91 yardas que remató con un pase de TD a T.Y. Hilton a 32 segundos del final.

Tras una primera mitad horrible, la ofensiva apretó el acelerador y consiguió remontar en el último cuarto contra unos Browns muy fuertes en defensa, pero que no hicieron nada en ataque. La defensiva de los Colts supo mantener el tipo, jugó más que correctamente y se dejó anotar sólo 10 puntos.

Las victorias de Denver y Nueva Inglaterra complican mucho una primera o segunda semilla para playoffs, pero Indianapolis demostró que, a pesar de los grandes defectos que tiene, es capaz de vencer fuera de casa contra un equipo fuerte y con récord positivo. 9 victorias y 4 derrotas que hacen que por un momento olvidemos los fumbles, las intercepciones, los drops y los sacks.

A pesar de la victoria, la imagen que dio el equipo, sobre todo en ataque, no es la imagen de un equipo contendiente. Hace semanas que a muchos se nos cayó la venda de los ojos, y el que al inicio del curso veíamos como un equipo campeón, se quedó nada más que en un mero pretendiente. Aún quedan tres semanas para trabajar duro en las carencias y defectos que Colts han mostrado semana a semana. A pesar de lo poco regular que ha sido el juego defensivo, esta jornada se ha visto una defensa que ha sabido dar la cara, que ha encajado muy pocos puntos y le ha dado una oportunidad al equipo de remontar el partido. En cambio, el que en teoría es uno de los mejores ataques de la liga está cometiendo una y otra vez los mismos errores. La protección del balón es el problema que más debería preocupar al staff técnico y a los jugadores. Cuatro veces entregaron la posesión anoche los Colts. Dos de ellas convertidas en touchdowns por la defensa de Cleveland. Desde 4th Quarter Comeback no tenemos ni la más remota idea de cómo se pueda atajar este problema, pero Luck tiene que aprender que un sack para pérdida de yardas no es el fin del mundo.

Aunque los Browns fueron una roca en defensa, no supieron aprovechar la ventaja que los Colts les brindaron. No dejaron que Indianapolis avanzara por tierra y limitaron muchísimo su presencia por aire. La secundaria cubrió perfectamente a receptores y tight ends y anuló en parte al QB rival. Los Colts no tenían opciones de ataque y se empeñaban en entregar el balón una y otra vez y, sin embargo, ni la presencia de Jordan Cameron (4 recepciones para 41 yardas) ni la de Josh Gordon (2 recepciones para 15 yardas) fueron suficientes para enmascarar la mediocridad del juego de Brian Hoyer. El QB de los Browns perpetró una actuación que pone en duda su titularidad. Completó 14 de los 31 pases que lanzó para 140 yardas, ningún touchdown y 2 intercepciones. Lamentable. Por tierra las cosas estuvieron algo mejor. Isaiah Crowell y Terrance West consiguieron 54 yardas de carrera cada uno, Crowell además marcó un TD. Aunque en ataque los Browns no hicieron nada, en defensa dieron mucho miedo. Supieron hacer frente a una ofensiva muy productora y fueron capaces de anotar dos veces, pero no pudieron evitar que al final Luck les remontara el partido. Con esta derrota lo tienen difícil para hacerse con un hueco en postemporada. Una división complicada como es la AFC Norte, sumada al calendario al que se enfrentan (con sus dos duelos divisionales incluidos) puede que no les permita culminar un buen año, pero si fuéramos aficionados de los Browns estaríamos satisfechos. Han pasado de ser un equipo que luchaba, pero perdía, a ser un equipo luchador que sabe ganar. Han jugado de forma irregular este año y han perdido partidos imperdonables, pero forman un buen bloque, han dado el salto a la zona alta de la liga y cuentan (en el banquillo) con un QB joven con una proyección excelente. Si saben jugar bien sus cartas, estamos seguros de que en las próximas temporadas los Browns serán un equipo a tener en cuenta.

Ayer consiguieron darle la tarde a Andrew Luck. El QB de la universidad de Stanford demostró que hay días en los que es capaz de lo mejor y lo peor. Durante los tres primeros cuartos se le vio muy confundido. El juego de carrera no funcionaba y no dejaba de mirar con cara de pasmado cómo la secundaria rival cubría a sus receptores al milímetro. Parecía que se le había mojado la pólvora. Más allá de los errores terribles que cometió (2 intercepciones y un fumble perdido), no conseguía conectar con sus compañeros. Y entonces llegó el último cuarto. Luck perdió la cabeza y tomó la iniciativa. Atravesó el campo a trompicones un par de veces y se sacó de la manga un drive ganador. Después de muchos minutos de juego insulso y apagado, consiguió 294 yardas de pase, 37 de carrera, dos touchdowns por aire y uno por tierra. Volvió a sacar a relucir su poderío físico y la mentalidad ganadora que el año pasado hizo que se ganara el sobrenombre de Comeback Kid

El juego terrestre volvió a decepcionar. Trent Richardson se hunde cada vez más. Volvió a jugar mal. Estuvo horrible con los bloqueos y consiguió 30 yardas en 7 carreras. No es que Dan Herron lo hiciera mucho mejor (8 carreras para 26 yardas). La ausencia de Ahmad Bradshaw se está notando muchísimo.

Reggie Wayne jugó uno de sus peores partidos como profesional. Es posible que no haya salido bien de la última lesión de hombro, o es posible que tenga algo más, porque no es normal que un tipo que ha sido un seguro de vida con manos suelte al suelo 4 balones claros. Esperamos que sea algo más achacable a una lesión que a la edad, porque sería una auténtica pena que a uno de los buques insignia de la organización se le hubiera gastado el football.

T.Y. Hilton fue, junto con Luck, de lo mejor de esta ofensiva. 10 recepciones, 150 yardas y 2 touchdowns. Tardó algo en calentar, pero tras un providencial ajuste de ruta consiguió un TD de 42 yardas que metió a los Colts en el partido. El joven receptor recuerda un poco al que ha sido el mejor receptor de la historia del equipo: Marvin Harrison, y eso es decir mucho.

El regreso del TE Dwayne Allen fue muy tímido. Su compañero de posición Coby Fleener atrapó algún balón importante, pero no fue el monstruo devorador de yardas y anotador de touchdowns de las últimas semanas.

Y la línea ofensiva, bueno, decir que fue un desastre sería pecar de optimismo. No supieron abrir caminos al juego terrestre y no supieron proteger tampoco al QB. Cierto es que cuando salieron A.Q. Shipley como centro por Jonotthan Harrison y Khaled Holmes por el RG Joe Reitz las cosas parecieron funcionar algo mejor.

En defensa sólo se permitieron 10 puntos, ya que los otros 14 fueron para la defensiva de los Browns. A pesar de la ausencia de Vontae Davis, se frenó el juego de pase de los locales. Se consiguió un solitario sack de Erik Walden, pero se supo agobiar bien al QB rival. Mike Adams y Josh Gordy consiguieron sendas intercepciones.

Los equipos especiales de los Browns estuvieron muy finos y dejaron en ridículo a los Colts, situándolos una y otra vez por detrás de la yarda 10. Alguna vez en jugadas tan importantes como la previa al fumble recuperado por Cleveland para TD. Por el otro lado, el retornador Josh Cribbs no supo aprovechar la motivación que jugar contra su ex-equipo le daba y no lo hizo bien.

Adam Vinateri cumplió con su trabajo anotando dos field goals y sigue sin fallar en lo que va de temporada. Es incombustible.

Victoria importante a nivel psicológico. Los Colts regresan a Indianápolis con los deberes hechos. Si se puede sacar algo positivo de un partido tan ajustado, es que se ha recuperado una de las mejores armas con las que contaban el año pasado y que este año resucita por primera vez: poder ganar el partido a costa de todo, en el último momento y tras una genialidad del QB franquicia.






Fotografía: Matt Detrich

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