lunes, 29 de septiembre de 2014

Tennesse Titans 17, Indianapolis Colts 41


Victoria apabullante en el Lucas Oil Stadium. Los Indianapolis Colts ganaron su segundo partido consecutivo, en casa, y frente a los rivales de la división sur de la AFC, los Tennesse Titans. Andrew Luck volvió a demostrar por qué está destinado a ser uno de los mejores quarterbacks de la historia. Desde el primer drive, y con el golpe de efecto del onside kick tras el primer touchdown, se cargó una vez más el equipo a los hombros, deslumbrando con uno de los mejores juegos de su carrera. Los Titans, mermados moralmente por la pérdida de Jake Locker, salieron al campo con ganas de llevarse la victoria a Nashville, pero se vieron arrollados por el huracán en el que se transformó la ofensiva de los Colts.

La decisión de Chuck Pagano de realizar un onside kick fue acertadísima. Fue ejecutado a la perfección, empezando por la formación, que no dejó adivinar ni por un segundo al contrario lo que iba a pasar, pasando por la patada de Pat McAfee, el bloqueo animal de Jack Doyle y terminando con el control del balón de Griff Whalen. Nadie se esperaba que tras un primer drive con anotación de 7 puntos, los Colts fuera a patear ese balón a la yarda 45. Es el segundo onside kick recuperado en lo que va de año en toda la liga, ambos para los Colts. Decisión acertada, porque ya que se cuenta con uno de los mejores equipos especiales de la liga hay que sacarle partido, porque Pat McAfee es un seguro de vida, y porque nadie, nadie, nadie se lo esperaba. Recuperar ese balón dejó a la parroquia con la boca abierta. El staff técnico de los Titans no podía creérselo. Y para culminar la jugada, la ofensiva marcó un nuevo touchdown que le dio un empuje total al equipo y puso las cosas muy a favor de los de Indianápolis.

Es cierto, Jake Locker no pudo jugar. En su lugar entró un Charlie Whitehurst que, si bien no hizo un buen partido, tuvo algunos destellos de buen juego, tanto en pase como en carrera, llegando a ser el corredor con más yardas del equipo. No vi por ninguna parte a los Titans de la primera jornada contra Kansas City. En su lugar, vi a un equipo que se desmorona por dentro, que no sabe aprovechar el potencial de jugadores como Dexter McCluster, que no tiene fuerza en ataque ni en defensa, y que se empeñó en estrellarse una y otra vez contra el muro de contención que formó el front seven de los Colts. No creo que con Jake Locker a los mandos la cosa hubiera cambiado mucho. Los Titans no pasan por un buen momento, y es significativo que a mitad de partido cambien de quarterback, dando paso al rookie Zach Mettenberger, que tampoco hizo nada que le diera la vuelta al partido.

Lo de la AFC Sur es un chiste, no hay nadie que pueda negarlo, pero al César lo que es del César. Los de Indianápolis jugaron un buen partido, mostraron buen nivel tanto en defensa como sobre todo en atque, y salieron desde el primer minuto a morder. Por segunda vez consecutiva, el playbook y las decisiones del cuerpo de entrenadores fueron muy acertadas, y junto a la actuación estelar de Andrew Luck, hicieron que los Colts se alzaran con la victoria. Victoria que, por otra parte, consigue maquillar un poco la relación victorias/derrotas. Los Colts, como tantos otros equipos este año, se plantan en la quinta jornada con un (2-2). Dominaron el partido por completo, cerraron espacios, ahogaron al rival, y controlaron la situación en todo momento. Cuando Matt Hasselbeck se pone el casco en el último cuarto y sale a jugar para dar descanso a Luck, es que las cosas se están haciendo bien.

La actuación de Andrew Luck fue espectacular. Los números hablan por sí solos: 29 pases completos de 41 intentos, 393 yardas de pase, 4 TD y una intercepción. El que ya es por derecho propio quarterback franquicia se desenvuelve al mando de la ofensiva de los Colts como un pez en el agua. Todo son virtudes en un jugador que todo lo que hace lo hace bien. Un líder nato que está destinado a convertirse en una de las mayores figuras que este deporte haya visto. Bajo la batuta de Luck, el cuerpo de receptores salió del agujero en el que se escondía y la pareja de moda que forman Reggie Wayne y T.Y. Hilton destrozó a la temible secundaria de Tennesse. El veterano Wayne acumuló la friolera de 119 yardas y un TD, mientras que el joven Hilton realizó 105 yardas y a punto estuvo también de anotar. Dwayne Allen volvió a saborear la endzone y se hizo con otro tanto de recepción, demostrando una semana más su potencial como tight end. Por tierra, Trent Richardson no jugó un mal partido, supo proteger el balón, pero no destacó más que en un par de jugadas de los 20 balones que recibió por abajo, siendo más efectivo como receptor. Acumuló un total de 99 yardas entre pase y carrera, y anotó un TD muy importante a nivel psicológico. Si se mira con perspectiva, el chaval hizo un buen partido. Yo aún tengo fe en él. Ahmad Bradshaw estuvo menos presente que en otros partidos, pero cumplió con su trabajo y completó 52 yardas entre pase y carrera. En líneas generales, y a pesar de que el juego de carrera no terminó de funcionar del todo, la ofensiva de los Colts realizó un gran trabajo. Pep Hamilton dejó que fuera Andrew Luck el que llevara el peso del ataque, y eso se notó, y se notó mucho. Espero que el coordinador ofensivo y antiguo head coach de Stanford haya entendido, al fin, que el ataque del equipo tiene que estar fundamentado en el pase.

Los Titans jugaron agobiados contra una defensa que no les dejó mover el balón. Es cierto que sigue habiendo grandes problemas que deberían preocupar a Greg Manusky, coordinador defensivo de los Colts. A pesar de los tres sacks que provocó la defensa, uno no se queda tranquilo del todo y cree que el pass rush sigue siendo una preocupación. Lo más alarmante bajo mi punto de vista, la nula cobertura que reciben los tight ends. Manusky o Pagano tienen que dar con una solución ya si no quieren que el equipo pierda competividad. Ante los Titans o los Jaguars no ha sido un problema significativo, pero el día que el equipo tenga que enfrentarse a rivales con TE de lujo como Saints, Patriots o 49ers (por poner tres ejemplos al vuelo), las cosas se pueden poner muy cuesta arriba.

Llevamos ya un cuarto de temporada a las espaldas. Parece que fue ayer cuando se inició la pretemporada, con esos partidos aburridísimos en los que el resultado poco o nada importa y lo único vistoso son las actuaciones de las estrellas y los rookies, y la próxima jornada nos enfrentamos al segundo mes de la competición. Ahora ya no se puede levantar el pie del acelerador. Ya no se puede fallar. Cada partido cuenta, y con dos derrotas encima no hay sitio para cometer equivocaciones. Hay que darlo todo en cada snap. En cada down defensivo. En cada punt. Los Colts han demostrado que saben jugar a buen nivel. Ayer dominaron por completo a los Titans, pero a partir de ahora el calendario se complica un poco. La semana que viene el equipo regresa a su ciudad natal para pelear contra los Baltimore Ravens de Joe Flacco. Esperemos que para entonces no se le haya olvidado a los Potros el potencial que tienen en su mejor jugador hasta ahora, ese que lleva el número 12 y que está consiguiendo que los fans olvidemos por un rato a un tal Payton Manning que tantas alegrías nos regaló en su momento.

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